El fraude de telemercadeo ha existido desde que se inventó el teléfono. Sin embargo, los avances en la tecnología han permitido que los estafadores puedan fácilmente llevar a cabo actividades fraudulentas a gran escala. Estas actividades generan aproximadamente $40 billones por año para la industria del fraude.
La tecnología de bajo costo ha permitido que los estafadores puedan cometer sus estafas desde cualquier rincón del mundo. Gracias a esto, las estafas abarcan desde la falsificación de la identidad, los servicios de telefonía por internet, hasta las llamadas automáticas y los teléfonos de rastreo prepagados. A medida que la tecnología continúa mejorando, los estafadores continúan explotando la tecnología para fácilmente esconderse de la ley. Por esta razón, es cada vez más difícil que la seguridad pública pueda rastrearlos.